2004 · Aberración del DNI

Skills: Obras

“Aberración del D.N.I”. 2004. Grupo de Trabajo Queer

Aberración del DNI”. Grupo de Trabajo Queer. 2005 (Cartel)

Hartza.com, (2005). ¿DNI?. [en línea] Disponible en: http://www.hartza.com/dniqueer.htm [Consultado 21 Oct. 2015].

Grupo de Trabajo Queer (ed.), (2005). El eje del mal es heterosexual. Figuraciones, movimientos y prácticas feministas “queer”. Madrid: Traficantes de sueños, pp. 40-41. [en línea] Disponible en: http://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/El%20eje%20del%20mal-TdS.pdf [Consultado 21 Oct. 2015].

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A la memoria de Monique Wittig
¿DNI?
Documento: resistiendo al archivo, registro.
Nacional: resistiendo al estado nación.
Identidad: resistiendo a la identidad estable, natural.
DNIs alterados. El DNI condensa muchas de las formas de intervención del poder. Con su alteración RESISTIMOS:
Al nombre propio y sus marcas de género. Resistimos a los biopoderes. Violencia cultural: resistimos a las marcas. Violencia machista: 60 muertas en 2003. Violencia biológica transfóbica. Bio-lencia. DNI=ADNi: no somos mariclones. Gestionamos y desmontamos el DNI: Dragking No Identificado. Resistimos a la marca de género y sexo: nuestro sexo es S/M. Trabajamos nuestro culo. Resistimos a la filiación, al padre y a la madre, a la pareja universal. ¿Matrimonio? ¡Trimonio! Resistimos a un poder asesino, que condena a l@ migrantes a una muerte civil: la muerte civil es una forma de asesinato. Resistimos a un sistema de asignación de identidad que no permite la gestión autónoma del género ni del sexo. Cambio de sexo gratis ya. Resistimos porque hay cuerpos y políticas trans. El sexo es una migración, somos migrantes en tránsito. Somos extranjeros. Somos extrangéneros. Resistimos a lo humano, a ser persona, sujeto o individuo. Nuestro sexo es protésico, cibernético, precario, múltiple. Cuerpos que importan. Cuerpos que soportan. Cuerpos que sudan. Drogamos nuestros cuerpos, los operamos, los hormonamos, los modificamos. Resistimos con cuerpos transfronterizos, abyectos, sucios, raros. Resistimos al cuerpo médico-policial. Resistimos al poder globalizado: del GT8 al OGT8. Resistimos al consumo rosa, a un 28 J de espacios acotados y privados. Bollera no es una marca, es un desorden global. Mensaje en una Botella: resisitimos a la criminalización de l@s trabajador@s del sexo. Combatimos la matriz heterosexual, la lesbofobia, la homofobia y la transfobia institucionales. Okupamos los espacios de asignación de género y sexo, resistimos en los laboratorios: un desalojo heterosexual, otra ocupación maribollo. Resistimos con multitudes y diásporas queer, con proliferación de identidades: ciberbollos, osos, camioneras, drag king-kongs, punkifemmes, transgéneros, intersexuales, maricones…
DESDRAMATIZANDO NUESTROS DNIs (Hartza.com, 2005)

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“Los nombres y nombrar, la acción de nombrar, no se pueden entender como acciones que son neutrales porque siempre tienen insertas cierto sentido de inteligibilidad. Nombrar tienen que ver con vincular a una persona con ciertas categoría sociales a través de la reiteración de ritos, así como las normas que generan significados, que provocan que los nombres sean inteligibles. También es relevante que la identificación y el reconocimiento se encuentran en un terreno común, que son los nombres personales, lo cual puede estar sujeto a un proceso de autodesignación y heterodesignación, y que pueden o no coincidir. Alguna gente puede sentir la necesidad de cambiar el nombre que se les designó en el nacimiento. Se puede querer cambiar de nombre por muchas razones distintas y diferentes motivos. A veces tiene que ver romper con el linaje familiar, […] para desvincularse de una ex-pareja, […] para mostrar un género distinto al que se te asignó en el nacimiento, o para adaptarte con un nombre que es difícil de pronunciar no se entiende bien en un contexto lingüístico y geopolítico determinado, o porque te gusta usar un apodo o un nombre íntimo que te identifique mejor que el del nacimiento […] (Platero, 2014a).

Como explica Gracia Trujillo en “Desde los márgenes. Prácticas y representaciones de los grupos queer en el Estado español” (Trujillo 2005), la práctica política queer no surge de la nada. “Comparte con el movimiento de liberación gay de los años setenta la creencia en la necesidad de una transformación o liberación social a gran escala” (Jagose en Trujillo, 2005: 38) abriendo el espacio de una identidad fija a una diversidad de cuerpos y prácticas sexuales. “La acción-representación realizada con el documento nacional de identidad es un ejercicio de des-identificación queer y de parodia de esa identidad inamovible” (Trujillo, 2005: 39).

“El cartel y el manifiesto del DNI (GtQ) cuestionan las diferentes «categorías» presentes en el DNI (sexo, género, nacionalidad, parentesco, etc.), evidenciando los mecanismos de regulación de las identidades y la «naturalidad» y «estabilidad» de esas categorías. En la imagen aparecen un conjunto de nuevas adscripciones promovidas por los «Misterios del Interior», más acordes con cuerpos, sexualidades y placeres encorsetados en marcas identitarias que les son ajenas (nació: sí; provincia: ciber-lab; sexo: S/M; dirección: desviada; localidad: en tránsito; provincia de residencia: dildotopía….). Esta acción-representación denuncia con acidez cómo una pequeña tarjeta de plástico como el DNI produce y controla, al tiempo que refuerza las múltiples divisiones entre legales e ilegales, nacionales y extranjeros, hombres y mujeres, masculino y femenino, etc. Divisiones que conforman una identidad fija que no permite ninguna ambigüedad a los sujetos, y que no es modificable. No podemos «redecorar» libremente nuestros DNIs; pero sí podemos mantener una vigilancia crítica respecto de las exclusiones que producen estas «categorías» aparentemente neutras” (GtQ en Trujillo, 2005: 39-42).

Los grupos transfeministas comparten esta concepción de la identidades en fuga y también subrayan la necesidad política de nombrarse como algo fundamental. En “Redes transfeministas y nuevas políticas de representación sexual (I). Diagramas y flujos” (Sentamans, 2013a) se explica como “en la última década, y en paralelo al desarrollo de una serie de reflexiones, obras y alianzas, hemos asistido a una proliferación de nuevas denominaciones a la luz de estas: postporno, feminismo postpornopunk, tranzmarikabollo, transfeminismo, Red PutaBolloNegraTrans Feminista, etcétera” (Sentamans, 2013a: 31).

“Por un lado, la pluralidad de nombres corresponde a una cuestión política fundamental: el nombrarse. Aquí, debe considerarse, en primer lugar, que la fluctuación responde a una manera cambiante de sentirse de acuerdo a la propia experiencia vital. En segundo lugar, no debe olvidarse la estrategia de empoderamiento que, a partir de un determinado momento, realizó la comunidad queer, reapropiándose de los apelativos del discurso del odio que los discrimina por ser «diferentes», llenando palabras como «marica» o «bollera» de un nuevo significado político de orgullo. En tercer lugar, el hecho de que muchas veces sean nombres compuestos responde a una voluntad inclusiva. Por otro lado, considero que la presencia de los prefijos «post-» o «trans-» (respectivamente «después de», y «al otro lado de» o «a través de») no suponen un intento por distanciarse de los fenómenos a los que se anteponen y, mucho menos, por erigirse en una especie de vanguardia de los mismos, sino que amplían estrategias y cuestionan dogmas” (Sentamans, 2013a: 32).